Sensores en el tambo: una revolución en la eficiencia que baja costos y afina el manejo
Con esta tecnología, en Israel logran un promedio de 40 litros de leche por vaca. Un experto israelí explica el potencial de este paradigma para cambiar la lechería argentina.
La evolución de la lechería en Israel es un caso de estudio. En un país pequeño y amenazado, con muy poca agua y sin tierras con potencial forrajero -el 60% es desierto- logran un promedio diario de 40 litros de leche por vaca con un rodeo nacional de 120.000 animales. El secreto es el alto nivel tecnológico en el 100% de los tambos.
Jacky Press nació en Colombia hace 50 años, pero vive hace 41 años en un kibutz -una comunidad agrícola- que está en el norte de Israel, entre Tel Aviv y Haifa. Es el gerente global de Allflex en Lechería y conoce con precisión la tecnología de collares con sensores (el de Allflex se llama Sensehub), el eje de un sistema de monitoreo de las vacas lecheras.
“Es una tecnología disruptiva. El collar le da una voz a la vaca y te informa su estado reproductivo, nutricional, el estrés térmico y los indicadores de salud”, contó Press en una entrevista con Clarín Rural.
El sensor descifra los movimientos del animal y los convierte en comportamientos específicos que luego procesa con algoritmos avanzados. Detecta patrones en la rumia -comer, masticar, tragar-, en el jadeo, en la forma de moverse y en los celos. Y los envía en tiempo real al teléfono o la computadora con reportes y gráficos muy sencillos de leer e interpretar para tomar decisiones de manejo.
Son notificaciones que reportan qué vaca está enferma, cuál en celo y cuánta leche está produciendo, entre muchas otras variables. En Israel, esta tecnología la utilizan tanto los tambos "comunitarios" de los kibutz, que tienen en ordeñe entre 300 y 500 vacas y los de las familias privadas, que trabajan con un rodeo que oscila entre las 90 y las 120 vacas lecheras.
En la mayoría de los tambos argentinos y del mundo (el nivel de adopción global de esta tecnología no llega a los dos dígitos todavía), los celos todavía se detectan observando a las vacas. “Hay cierta subjetividad en la observación visual y se estima que se detecta entre el 50% y el 60% de los celos. Con los collares, en cambio, se determina entre el 90% y el 95% de los celos reales”, destacó el especialista.
Fuente: Gastón Neffen - Clarín.com